sábado, 11 de agosto de 2012

Digresiones sobre Brave


  • Brave marca el punto en la historia de Pixar en el cual este estudio se rinde a la idea de que es una filial de Disney. Entre otras cosas, porque es una "peli de princesa"; una princesa diferente, pero princesa al fin. Pero no es esta la razón principal del cambio.


  • Lo que realmente hace a Brave diferente del resto de obras del canon Pixar es que no pretende revolucionar el género, y esa complacencia con su propia limitación es lo que la hace más cercana a Disney que a Pixar. (Bueno, podría argumentarse que esto ya ocurrió en Cars 2. Pero en mi opinión Cars 2 es más un capricho personal de Lasseter que una concesión hacia Disney.)


  • No digo que Pixar haya logrado revolucionar la industria con cada una de sus obras previas. Digo que el equipo creativo de la empresa abordaba hasta ahora cada producción claramente con ese espíritu de "después de nosotros, el diluvio". En la práctica, mi impresión es que en el canon de Pixar solo hay dos obras maestras (Toy Story y Finding Nemo), un par de genialidades inconclusas (Wall-E, Up y Ratatouille), un "metaclásico" exquisito (A Bug's Life), dos secuelas de muy buen nivel (Toy Story 2 y 3), una obra increíblemente sobrevalorada (The Incredibles), y dos productos mediocres (Monsters, Inc. y Cars).


  • Esto no quiere decir que Brave sea una mala película. Es una obra bastante satisfactoria y equilibrada, casi libre de varias de las plagas de mediocridad que afectan a la animación infantil contemporánea, como los guiños cómicos para adultos o las referencias irónicas a la cultura pop actual. De lo que no logra librarse es de la sensación de que su historia no es más un remix de giros narrativos clásicos (Robin Hood, Juana de Arco) y otros más cercanos tomados en préstamo de socios de Pixar, como El viaje de Chihiro, de Studio Ghibli (cuyas obras Pixar distribuye en US), o la muy fallida Brother Bear de Disney.


  • Además, Pixar no ha renunciado a su "sello de calidad", especialmente en los aspectos visuales, donde mantiene una ventaja tipo Usain Bolt sobre el resto de competidores. De hecho, Pixar peca en Brave (y ya lo ha hecho antes) de abusar de esa superioridad visual como única prueba necesaria de que su calidad sigue intacta. Si el brillo visual fuera prueba irrefutable de una obra de animación digital es "superior", Pixar parece a veces convencido de que solo con ese atributo le basta para marcar la diferencia. Desde los efectos acuáticos de Finding Nemo a las pelambres de Monsters, Inc., pasando por la selva hipertropical de Up. En Brave el pecado se vuelve delito, atizado por el contexto de leyendas celtas y bosques animados en que se desenvuelve la historia.

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