
Se puede ser Martin, y ser Scorsese y todo. Se puede tener la oportunidad de filmar a los Stones y sumar tu propia inimputabilidad artística a la de ellos. Pero lo que no se puede, lo que no se puede hacer es tener un fotógrafo celestial (Robert Richardson) filmando cinco horas de concierto perfectamente iluminadas y luego hacer este afiche.
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