Digresiones sobre The Descendants
The Descendants es una película bien actuada y contada, con una historia de partida interesante. Pero no me gustó demasiado, más bien me gustó poco. Me pasó lo mismo con Sideways, la película anterior de Alexander Payne. (No vi las otras: Citizen Ruth, Election, About Schmidt.) Ambas son películas que, más allá de mostrar personas a punto de estallar, nuca estallan. Tienen una blandura latente que termina por prevalecer.
George Clooney es el peor del elenco, por mucho que se lo festeje. Es un gran actor, pero puesto en el centro de una comedia dramática, cree que está en el centro de una tragicomedia, que no es lo mismo, y construye su personaje con el repertorio de tics grotescos que forjó en las tragicomedias de los Coen.
El resto de las actuaciones son buenas, algunas muy buenas, y disimulan que Clooney está en otra frecuencia. En particular, Nick Krause, en su primer papel importante, crea uno de los idiotas simpáticos más perfectos de la historia del cine, despreciable a primera vista y querible a fuerza de acostumbrarse a él. Espero que no se convierta en mascota del clan Apatow. Los Coen, por cierto, podrían acar mucho provecho de él. Por ahora, está participando en el proyecto de Linklater de contar la relación de un niño con sus padres a lo largo de 12 años de historia (en 12 años de rodaje, por cierto). Esta entrevista en Interview da un poco de luz sobre Krause.
Dos veteramos, Robert Forster y Beau Bridges, tiene grandes momentos. Cada uno tiene dos breves apariciones. Los dos momentos de Forster muestran el mismo personaje, atrapado en su drama y persistiendo en su carácter, una hosquedad agresiva que primero se muestra agresiva y luego revela una calidez inesperada. Los dos momentos de Bridges muestran un personaje cambiante, primero jovial y luego despiadado. Ambos papeles requieren mucho pulso interpretativo. Lo mejor de la película son esas apariciones y el momento de introspección nocturna y casi familiar entre Clooney y Krause.
Poner música hawaiana en una película ambientada en Hawái no es muy original, pero está bien. Lo que no está bien es inundar cada minuto de la película con esa música. Otro gesto de blandura.
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